La transformación digital de las empresas no es una cuestión sobre la cual exista margen de decisión, dado que todo tipo de negocios se están viendo empujados hacia ella para obtener los mejores resultados posibles. Y dentro de las medidas que se adoptan en este proceso el cambio en los sistemas de almacenaje tiene una relevancia importante. Atrás se dejan los días en los que se podía trabajar únicamente con equipos de almacenamiento locales, pasando a ser más recomendables los sistemas que actúan desde la nube. Y este aspecto contamos con dos grandes opciones entre las que elegir para nuestro negocio, los sistemas de almacenamiento en nube públicos y los privados, mientras que últimamente también han entrado en escena los sistemas híbridos.
Nube pública, comodidad e inmediatez
La computación en nube habilita a las empresas la oportunidad de trabajar sin necesidad de volver a disponer de equipos de hardware locales. La forma de hacerlo es aprovechando la nube en sus distintos formatos. La nube pública se encuentra compartida por diversos clientes que trabajan con un proveedor que les proporciona el servicio. Esta opción de almacenamiento tiende a ser más económica, pero significa que habrá distintas compañías que compartirán el mismo espacio en común. Esto puede arraigar problemas a corto y largo plazo, dado que al fin y al cabo estamos trabajando en un entorno que no resulta privado en su totalidad y al cual pueden acceder distintas empresas.
El soporte que proporciona la nube pública implica tener la posibilidad de ajustar la contratación de almacenamiento a las necesidades dinámicas que tenga nuestro negocio. De esta manera no habrá que invertir tanto como en otro tipo de casos y supondrá trabajar, por otra parte, sin contrato de permanencia o similar. El dinamismo que ofrecen los sistemas en nube siempre ayuda a que sea posible dinamizar el almacenamiento de las empresas y la nube pública es una buena forma para aquellos negocios que no tengan excesivas exigencias.
Nube privada, la mayor seguridad
Todo lo que le falta a la nube pública lo aporta la privada, siendo una buena forma de concentrar el almacenamiento en las empresas a través de métodos muy confiables. Trabajar con las nubes privadas da la opción a los profesionales de tener un mayor control sobre los datos que se encuentran almacenados. Existe la oportunidad de llevar a cabo un cifrado de los datos más exigente y también se incrementa el nivel de privacidad en términos globales. Una de las ventajas más importantes es que los especialistas pueden acceder y revisar el código fuente de forma personalizada para comprobar que no existe ningún tipo de error ni agujero de seguridad.
Respecto a la nube pública las privadas optimizan el rendimiento y dan más opciones de personalización, eliminando límites y manteniendo esa flexibilidad que se proporciona también el otro tipo de nube. Para las empresas que trabajan únicamente con archivos confidenciales y con documentos que tienen que permanecer protegidos por todos los medios posibles, la nube privada suele ser la mejor opción en la cual pueden confiar. A medida que se realiza en su empresa la transformación digital de todos los departamentos los archivos y documentos se van adaptando para que estén representados de forma exclusiva en este medio más privado y seguro.
Nube híbrida, la mejor combinación
Y en último lugar tenemos el sistema de almacenamiento de la era de la transformación digital que más está cautivando a los negocios en los últimos años: la nube híbrida. Como su propio nombre indica, se trata de un sistema que combina aquellos elementos de mayor popularidad de cada uno de los tipos de nube. Representa una oportunidad para que las empresas garanticen la confidencialidad de los datos, pero que lo hagan con la flexibilidad y el dinamismo que ofrecen las nubes públicas.
Optar por la nube híbrida significa que algunos datos estarán en los sistemas públicos y otros en los privados dependiendo de la sensibilidad de los mismos. Por ejemplo, cualquier tipo de asunto confidencial, documento clave del rendimiento de la empresa o contraseñas, se almacenarán en el propio entorno controlado del negocio que representa la nube privada. Pero todo lo demás, lo que no tiene un mayor riesgo o que no supone ningún tipo de confidencialidad, estará almacenado en los sistemas públicos para que el rendimiento sea más efectivo e inmediato. En este último grupo se englobarían archivos de colaboración internos que no tuvieran datos confidenciales, elementos vinculados a las copias de seguridad o incluso accesos a servicios que no tengan un uso especialmente sensible. Así vemos cómo la adopción de los sistemas híbridos llega cada vez más lejos.