Cuando se ejecuta una tesorería ineficaz en un negocio pequeño, mediano o grande, se están tomando unos riesgos que quizás los empresarios no tengan asumidos, por lo que en este artículo vamos a intentar explicar algunos de los principales riesgos que puede asumir una empresa con una gestión de tesorería ineficaz y sus activos, y también trataremos de ofrecer algunas posibilidades para poder solventar esos problemas.
Comenzando por lo fundamental, la gestión de la tesorería comprende todo el servicio de compras, ventas, almacenaje, pagos, recibos y la producción o servicios que ocurren en la empresa.
¿Cuáles son los principales riesgos que pueden aparecer con una gestión ineficaz de tesorería?
- El primero de todos ellos es el desconocimiento del flujo de caja empresarial, es decir, desconocer la liquidez de la empresa y las cuentas bancarias, pagos y cobros que realiza la compañía. Esto supone un desconocimiento total de la base económica de la organización, que puede llevar a un hundimiento económico de la misma al no conocer los datos económicos básicos. Parece algo impensable que un empresario desconozca estos datos, pero como dice el refrán siempre es mejor prevenir que curar.
- Conocer quién se encarga de la gestión de la tesorería: Al tratarse de una parte fundamental de la dirección y supervivencia de una empresa, es importante saber quién está al cargo de esta parte tan delicada. En las grande empresas la gestión de la tesorería suele estar bajo la responsabilidad de un departamento de contabilidad especializado, pero en el caso de pequeñas y medianas empresas la cosa cambia ya que no siempre se disponen de los conocimientos oportunos. Desconocer la tesorería de la empresa, aunque se carezca de conocimientos de gestión económica, puede suponer el fin de una pyme.
- Las fuentes de financiación son fundamentales para cualquier tipo de negocio, desconocerlas o descuidarlas puede suponer que estas fuentes de financiación acaben exhaustas y que los beneficios empresariales decaigan notablemente. La inconsciencia de estas fuentes implica un desconocimiento de la mecánica de trabajo a implementar para poder mantener una buena y creciente relación con las mismas.
Las dificultades de tesorería son el primer aviso de que algo está funcionando mal en un negocio, pero las preguntas son: ¿Cómo reaccionar y cambiar el rumbo? ¿Qué soluciones podemos tomar antes de que la situación empeore y no exista solución?
En realidad, nunca es demasiado tarde para poder implementar en la empresa una gestión financiera profesional, que puede ayudarnos con aspectos como:
- Aspectos de Tesorería: Con proyecciones y objetivos a corto y largo plazo. Pueden ser muy útiles con el control de cobros, la elección de aquellas herramientas financieras necesarias para la empresa y una negociación con los bancos para poder conseguir nuevas vías de financiación.
- Control de la gestión: Control sobre los presupuestos y la implantación de un cuadro de mando que se ajuste a las necesidades reales de la empresa son algunas de las características fundamentales de una gestión financiera profesional, así como su posterior seguimiento mensual de todos los costes y beneficios.
- Planificación fiscal: Quizás uno de los aspectos más importantes que se suelen pasar por alto en las empresas. Este aspecto está orientado a maximizar el resultado de la entidad después del pago de impuestos.
- Circuitos informáticos y administrativos: Deben proporcionar la máxima información con los mínimos recursos para evitar tareas repetitivas y así poder mejorar la productividad en general.
- Plan de mejora continua empresarial: En este aspecto se contemplan ideas como el coaching a diferentes sectores de la empresa, las auditorías internas…
En definitiva, debemos entender que la gestión de tesorería es un aspecto que permite morir o vivir a una empresa. La mala gestión puede derivar en una desaparición de una negocio que era totalmente viable, mientras que una buena gestión puede lograr el éxito de cualquier empresa viable. La tesorería es una función importante que refleja la calidad de la gestión económica de una compañía y, por lo tanto, la capacidad que tiene esta para poder adaptarse a las exigencias del mercado, la calidad de sus productos y la relación con sus clientes.