De la mano de Roland Berger, una reputada consultora, ha sido presentada la infografía Digitalización de la Actividad Económica en España 4.0, con la cual se echa un vistazo a la forma en la cual la transformación digital está llegando a los negocios españoles. Patrocinada por la firma Siemens, la infografía tiene como objetivo analizar los principales sectores del mercado español y ver si se están haciendo los deberes en este aspecto.
Suspenso para las empresas españolas
Del estudio, que todavía no había tenido precedente en nuestro país, se descubre que las empresas españolas no están haciendo todo lo posible para introducir la transformación digital. Las cifras no están a la altura de lo que debería, dado que un 62% de las empresas de España todavía no tienen planificada una estrategia digital. Se nota un importante atraso en este sentido en la mayor parte de los sectores analizados en el estudio, entre los que se incluyen los de más repercusión en el país, como el turismo, las telecomunicaciones, la salud, la industria y la salud.
Si analizamos los distintos sectores podemos apreciar con claridad que las empresas han optado por concentrar sus esfuerzos en los aspectos clave que consideran para su día a día, dejando el resto en el aire. La industria, la salud, el transporte y los servicios financieros se han volcado en la creación de aplicaciones móviles con un 62%, 82%, 50% y 71% respectivamente. En el sector energético y las infraestructuras manda la organización digital con un 88% y un 71%, mientras que las telecomunicaciones apuestan por el big data en un 91% y el turismo por el e-commerce un 83% de los casos.
La situación es de “quiero y no puedo”, de intentar picotear en la transformación digital sin producirse el salto definitivo que adapte todo el negocio a las últimas tendencias. Es como si las empresas estuvieran enfrentándose contra el peso de una losa que definen ellas mismas, impidiendo alcanzar las mejorías y los beneficios que se entienden de este proceso de transformación digital. Otro dato negativo es que si bien la cantidad de personas que realizan compras online ha alcanzado un muy positivo 41% en los últimos cinco años (lo que significa el doble de la cantidad previa), las empresas que ofrecen venta online solo han aumentado en un 3%, pasando del 13% al 16% del total.
Así se digitaliza en España
¿Cuáles son los procesos de digitalización que sí están implementando las empresas y cuáles quedan de lados aplazados hasta un mejor futuro? Un 99% de las empresas en España ya tiene acceso a Internet, lo que se trata de un resultado lógico teniendo en cuenta la situación del mercado actual. No disponer de conexión online significaría quedarse atrás de una manera alarmante, lo que hace que incluso sorprenda ese 1% que no está aún conectado a la red. Un 75% de las empresas dispone de página web, ya sea un portal más o menos elaborado, una landing page o un blog, pero al menos cuentan con una representación online de su marca.
Un 61% hace uso del intercambio electrónico de datos (EDI) y aunque no es un mal porcentaje ahora es cuando vemos que se produce la caída más importante en cuanto al digitalizado en España. Del 61% del EDI pasamos a un irrisorio 35% en el caso de las empresas que cuentan con un software de gestión integrada (ERP), uno de los principales valores que hay que introducir en los negocios para aumentar su rendimiento, productividad o incluso los beneficios. Seguimos bajando con el resto de parámetros, dado que solo un 27% tienen CRM (la gestión de la relación con los clientes) y tan solo un 21% tiene presencia en los principales servicios en cuanto a redes sociales. Sabiendo que a día de hoy tener página de Facebook y perfil de Twitter es casi tan importante como tener página web, nos sorprende que España esté tan lejos de sus datos más óptimos.
Para terminar, un 20% usa la nube, un 16% ya está vendiendo sus productos o servicios online, un 13% disponen de información electrónica que comparten con la cadena de suministro y en último lugar un 7% tiene ingresos que proceden del terreno online. Esto significa, hablando en plata, que España aún tiene mucho que hacer para subirse a un barco que a día de hoy es imprescindible y que les puede aportar grandes ventajas.
