computacion en la nube

España se ajusta a la computación en la nube

La computación en la nube continúa su progreso para llegar cada vez a una mayor cantidad de empresas. En España todavía está buscando su sitio, haciéndose un hueco en ocasiones a regañadientes, pero con la oportunidad de dinamizar cualquier tipo de negocio de una manera muy positiva. Estudios recientes indican que una cantidad superior al 80% de las empresas españolas todavía no se ha animado a adoptar un entorno en nube, lo que se trata de un importante retraso a las compañías de otras naciones de la misma categoría. Debido a ello es importante que ejecutivos y gestores de negocios por igual comiencen a ver lo mucho que podrían mejorar su negocio gracias al uso de esta tecnología que sorprende que aún no sea más común.

 

Competitividad confirmada

Si por algo la tecnología en nube está mejorando tanto su expansión en el mundo entero es porque está más que confirmado que resulta muy beneficiosa para todo tipo de negocios. Ayuda a incrementar la productividad, hace más competitivas a las empresas y les permite reducir los costes. Estos tres pilares, sumados a los beneficios técnicos que tiene usar lo último en computación, perfila como viable cualquier iniciativa de adoptar la nube en la empresa que se perfile. Por desgracia, como indicamos, el mercado español se lo está tomando con calma y parece que aún no crea en los beneficios de la nube.

El índice de penetración de la nube en las empresas españolas está dos años por detrás de lo que se ha registrado en la mayoría (la media al menos) de los países que están dentro de la Unión Europea. El motivo de ello es que un 80,7% de las compañías españolas todavía no ha dado el salto a la nube. Lo desvela la información publicada por el INE en una de sus últimas investigaciones. Por si esto fuera poco, hay catorce comunidades que ni siquiera llegan a tener la media del país, apreciándose que hay una gran diferencia entre la adopción tecnológica de las empresas de Cataluña y Madrid en comparación a las del resto del país.

 

¿A qué se debe este retraso?

Esa es la gran pregunta. ¿Cómo se produce tal atraso en comparación a los demás países de la Unión Europea? Una de las posibilidades se podría encontrar en que exista algún tipo de obstáculo tecnológico que impida que las comunidades que aún no fomentan la nube se hayan quedado atrás. Pero esto no ocurre, sobre todo debido a la gran penetración que tiene Internet entre los hogares y empresas de toda España. Internet alcanza un índice de penetración del 98,4%, mientras que la banda ancha en dispositivos móviles está cubierta en un 82,9%, confirmando por lo tanto que este no es, ni mucho menos, el problema.

Debido a ello hay que buscar otros responsables. ¿Son los encargados TI los que están retrasando la adopción de estos sistemas? En algunos casos se conocen ejemplos de empresas en las que los responsables del departamento informático están esperando solo el visto bueno de la dirección para poder realizar la adopción de la nube en sus principales soportes y herramientas tecnológicas. Pero es un permiso y una luz verde que no acaba llegando por muchos tipos de razón. Quizá por falta de interés en adaptarse a la nube a la vista de que es posible que no se crea en sus beneficios reales o es posible que por miedo a tener que realizar un gran desembolso económico. A muchos directivos de empresas españolas les ocurre que no toman decisiones hasta que se les dice claramente que al hacerlo habrá un beneficio económico de por medio, uno específico y cuantificable.

Por lo tanto, es posible que seamos nosotros mismos los que, desde la dirección y administración de nuestra empresa, hayamos retrasado la adopción de esta tecnología que tanto puede hacer por nosotros. Es importante que cambiemos el chip cuanto antes, que comencemos a beneficiarnos de la tecnología que aporta la nube y de la forma en la cual puede dinamizar todos los procesos corporativos. Deberíamos mentalizarnos de la necesidad de salir de ese 80,7% en el que nos encontramos y que, entre otras cosas, no está ayudando a dejar en buen lugar a las empresas españolas, que siguen viendo cómo el resto del mundo avanza mientras ellas se quedan estáticas.

 


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