Resulta curioso que un país como Japón, relativamente pequeño, con una extensión bastante menor que España, sin petróleo ni grandes recursos naturales y ubicado en un rincón del planeta, tenga los 10 bancos más grandes del mundo y un producto nacional igual a la suma de la producción de Francia, Inglaterra y Alemania. Es decir, es una de las economías más fuertes y competitivas del mundo. ¿Cuál es el secreto de esta prosperidad y productividad? Repasemos la cultura empresarial japonesa para ver el secreto de su éxito en los negocios. Quizás se puedan aplicar algunos de sus principios.
Disciplina, jerarquía, compromiso… y muchas horas de trabajo
Para la mayoría de japoneses el trabajo es el centro de su vida por encima de la familia, «vivir para trabajar» más que «trabajar para vivir». Sin embargo, en los últimos tiempos, hay una toma de conciencia de la necesidad de tener más vida privada y en familia, de planificar mejor el tiempo.
Los japoneses son muy disciplinados, ordenados, y valoran sobre todo la estabilidad laboral, de ahí que establezcan con las compañías una relación de fidelidad mutua que dura toda la vida, en contraposición a lo que sucede en otros países como Estados Unidos, donde lo óptimo es ir cambiando de empresas y acumulando experiencia desde distintas perspectivas.
En el trabajo mantienen y respetan una estricta jerarquía vertical, en la que casi lo más importante es el número de años que lleves en la organización, un factor fundamental para subir de categoría. Además le dan especial importancia a la labor en equipo, no al liderazgo individual, por lo que el triunfo o el fracaso de los proyectos será de todos. Para ellos es crucial tener un buen ambiente de trabajo.
Las empresas japonesas se basan en el sistema Kaizen de mejora continuada, en la que el empleado sugiere pequeños cambios en su entorno de trabajo que favorecerán a toda la compañía. Para nuestra cultura occidental su sistema de trabajo es rígido y frío, pero no es real, ya que está relacionado con su forma de ser y su cultura, en la que se valora especialmente la honradez, el esfuerzo, la disciplina y, como hemos dicho, la mejora continuada y la innovación.
Cómo comportarte si vas a negociar con empresas japonesas
En un encuentro de negocios con nipones impera el protocolo y nada quedará al albur de la espontaneidad y la improvisación. Por muy pintoresco que te resulte, uno de los momentos más importantes de una reunión será el intercambio de tarjetas de visita, que irá precedido por una reverencia. Para ellos la tarjeta es un elemento trascendental, por lo que se deberá tratar con extrema delicadeza. En la entrega se mira a los ojos, y después se lee la tarjeta, primero el nombre de la empresa y luego el del sujeto. Nada de guardártela en el bolsillo, sino que deberás hacerlo en un tarjetero de forma muy respetuosa. El respeto por este elemento representa el valor que le das a la persona y será el mejor augurio de que se va a hacer un buen negocio.
No olvides vestirte adecuadamente, con chaqueta y corbata de un tono oscuro. La ropa informal será recibida como una ofensa. En la sala de reuniones recuerda que los «asientos superiores» son los reservados para los clientes o los jefes. Estos asientos son los que están al fondo de la sala y más alejados de las puertas. Será muy importante seguir un orden al establecer la relación, y en las primeras reuniones la empresa japonesa solo tratará de analizar la capacidad técnica y financiera de la otra compañía, por lo que deberás aportar información detallada al respecto.
A la hora de coger el ascensor el cliente debe entrar primero y si posteriormente necesitas coger un taxi, recuerda que los asientos de detrás son los «asientos superiores», ya que son los más seguros si ocurre un accidente. El mejor es el que va detrás del conductor y después el de detrás del copiloto, ya que el del medio es el más incómodo.
En el trato con empresas japonesas deberás ser consciente que su metodología de gestión empresarial ha conseguido convertir al país en una de las principales potencias económicas del mundo, por lo que puede ser interesante como mínimo observar de cerca sus peculiaridades y posiblemente importar algunas, ¿no te parece?