El sistema operativo que utiliza una empresa, ya sea pequeña, media o grande, es fundamental. Su importancia es vital para que todo funcione correctamente y cualquiera que haya pasado cinco minutos con cualquier ordenador lo puede comprobar. Debido a su importancia le pedimos que pueda sincronizar todos nuestros ordenadores, que funcione bien la mayoría del tiempo, es decir, que normalmente sea fluido y, por supuesto, que sea compatible con la mayoría de aplicaciones y programas que nuestra empresa utiliza normalmente.
Hablamos de un sistema operativo general, pero en particular nos referimos a Windows, el SO de Microsoft, que es el ecosistema utilizado en la gran mayoría de PYMES de nuestro país. Su cuota de mercado en empresas es incluso mayor que en los hogares, por lo que estamos hablando de prácticamente un monopolio. Sin embargo, Windows lanza cada cierto tiempo una nueva versión de su sistema operativo, por lo que cada varios años las empresas se encuentran ante la tesitura de actualizar o no a una versión más moderna de Windows. En este post queremos analizar las ventajas y desventajas de actualizar el sistema operativo en una PYME, ya que no siempre lo más actual es lo mejor para nuestro negocio.
Ventajas
En julio del año pasado fue lanzado Windows 10, el nuevo sistema operativo de Microsoft. A partir de esa fecha, muchas empresas empezaron a tener que elegir entre quedarse con el sistema operativo que estaban utilizando o actualizarlo, con la ventaja de que esta vez, si usan Windows 7 o Windows 8.1, podrán actualizar a Windows 10 de forma gratuita. Eso sí, hay un problema. Esta oferta solo dura un año, por lo que a partir del 29 de julio de este año ya no podrán actualizar sus equipos de forma gratuita.
Windows 10 ha puesto a disposición de los usuarios un botón para volver al sistema operativo anterior durante los primeros 30 días, por lo que siempre podéis probar algunos equipos para saber cómo funciona.
Otra de las grandes ventajas de Windows 10 es que se ha mejorado la compatibilidad con dispositivos de pantalla táctil y que además Microsoft ha enfocado varias de sus nuevas funcionalidades al mundo empresarial. Por último, visualmente es un sistema operativo muy parecido a Windows 7 e incluso a Windows XP, por lo que la curva de aprendizaje no será muy pronunciada esta vez. En este caso, Windows 8 fue una excepción que acabó en fracaso.
Desventajas
La principal desventaja es que cambiar de sistema operativo siempre consume tiempo y recursos que quizá muchas PYMES no se pueden permitir. Además, hay que tener muy claro que todas y cada una de las aplicaciones que utilizamos diariamente sean compatibles con Windows 10. De hecho, sigue habiendo empresas que todavía usan Windows XP precisamente por su compatibilidad con algunas aplicaciones específicas.
Otra de las desventajas de actualizar de Windows 7 a Windows 10 es que pasamos de un sistema operativo del que sabemos todo y del que además sabemos que funciona muy bien, a una incógnita total. Teniendo en cuenta que el soporte para Windows 7 finaliza en 2020, quizá sea pronto para decidir un cambio tan importante ahora. Si algo funciona, conviene tocarlo lo menos posible, siempre y cuando no estemos seguros de que el cambio vaya a ser siempre positivo y, en este caso, nadie nos lo puede asegurar todavía.
La pregunta que nos tenemos que hacer a la hora de actualizar un sistema operativo es si realmente el cambio va a mejorar tanto el funcionamiento de la empresa como para que merezcan la pena los recursos gastados. Y obviamente, estar totalmente seguro de que todas las aplicaciones van a funciona correctamente con el nuevo sistema operativo. Si esto no es así, lo mejor es dejar la actualización para más adelante. Tampoco conviene arriesgarse solo porque ahora sea gratis. La broma puede salir a la larga mucho más cara.