productividad empresarial

¿Qué influye en la productividad empresarial?

Alcanzar la plena productividad empresarial es una de las metas que se plantean todos los negocios, dado que siempre se aspira a ser más eficientes y llegar un poco más allá respecto a lo que ya hemos conseguido. Aún así, conseguirlo no es nada fácil y no podemos esperar que simplemente ocurra de la noche a la mañana. Es necesario que seamos conscientes de los distintos factores que influyen en la productividad empresarial y de cómo podemos aprovecharlos en nuestro beneficio. Para ello vamos a detallar los que consideramos más importantes: factores externos, internos y todo lo relacionado con el talento, que merece una mención aparte.

 

Factores internos

Comenzamos hablando de los factores internos debido a que son aquellos en los que nuestra empresa tiene voz y voto en su totalidad, algo que como ya veremos, no ocurre con los externos. Estos factores derivan en que el trabajo que se realiza alcance un mayor o menor efecto en la productividad e incluyen la calidad de los productos que se fabrican, la forma en la cual está organizada la cadena de producción, las gestiones vinculadas con el departamento administrativo y toda la responsabilidad interna que tiene el equipo de recursos humanos. Todo ello es, a cierto nivel, lógico. Por ejemplo, podemos imaginar que la productividad de un equipo de trabajo no alcanzará los mejores niveles salvo si estas personas se encuentran motivadas debido a que saben que la calidad de los productos que están fabricando es de la máxima categoría. Lo mismo se puede aplicar a empresas que proporcionan servicios y donde, al fin y al cabo, el equipo busca sentirse realizado al tiempo que participa para que el negocio del que forman parte funcione de una forma adecuada.

Las cuestiones administrativas aportan una fácil representación de cómo influyen en la productividad. Pongamos, por ejemplo, que una empresa está pasando por un mal momento y ha tenido problemas para gestionar los pagos de las nóminas de sus empleados. ¿Cómo pensáis que reaccionarán? Lo más probable es que pierdan la motivación, que cada día tengan menos ganas de trabajar o que incluso se planten en la negativa de no seguir trabajando hasta el momento en el cual reciban lo que se les debe atrasado. Hay pocas excepciones a esto y por eso tiene que ser algo que quede descartado a fin de garantizar el buen desarrollo de la empresa.

 

Factores externos

Desgraciadamente, los factores externos también pesan en que se pueda obtener un alto nivel de productividad. Lo que les ocurre a los empleados en relación a estos factores es que pueden ver cómo el mundo se repliega a su alrededor y cómo ven que se encuentran en un trabajo sin futuro debido a estos elementos del exterior. Puede ocurrir, por ejemplo, debido a la competencia. Si los rivales directos del negocio están obteniendo unos resultados muy positivos y en la empresa de la que se forma parte la situación es muy distinta, lo que ocurrirá es que los empleados perderán ganas y motivación de seguir trabajando igual de duro, porque creerán que nada sirve. También influye que desde el exterior la empresa pueda no tener demanda. Si los productos que fabrica o los servicios que ofrece no son solicitados… ¿qué sentido puede tener seguir trabajando? Ese son un tipo de preguntas que pasan por la mente de los empleados y que influyen en la productividad.

 

El talento

Cuando una empresa olvida que su bien más preciado es el talento, o dicho de otra forma, la gente que trabaja en ella, es cuando las cosas empiezan a salir mal. Nunca hay que olvidar que si un negocio se sostiene es gracias al esfuerzo que depositan todos sus empleados, hasta el que parezca más insignificante. Por eso hay que asegurarse de que el día a día de los trabajadores cumple con sus expectativas de satisfacción. Se debe cuidar que tengan las herramientas que necesitan para trabajar de forma cómoda y efectiva, revisar que tienen la salud laboral conveniente y que su nivel de autonomía se encuentra en proporción a la confianza que tienen de la directiva. En general es cuestión de cumplir con las necesidades que tenga cada individuo y con sus anhelos o aspiraciones. Para motivar no se recomienda recurrir a técnicas económicas, pero sí al uso de bonificaciones y recompensas que puedan animar la situación.

 

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